Las válvula hidráulica es un elemento fundamental dentro de un sistema porque permiten controlar el flujo de líquido o aire que circula en su interior. Sirven para interceptar el fluido, bloqueándolo o permitiendo su paso, pero también pueden regular su recorrido, presión y caudal. Según su función, es posible distinguir diferentes tipos de válvulas hidráulicas:
Las válvulas también se clasifican según la forma del obturador, es decir, del componente móvil del dispositivo que, con su movimiento, determina el control del flujo. Así se habla de válvulas de bola, de mariposa, de globo, de compuerta, de clapeta, de aguja, de esfera, de doble disco, de resorte y batiente, de flotador. Cada uno de estos tipos presenta características constructivas que lo hacen adecuado para una función específica.
También es posible elegir entre válvulas de diferentes materiales, como acero inoxidable, bronce, latón o plástico; en este caso también es importante considerar la aplicación y las características del fluido transportado por el sistema.
Finalmente, las válvulas pueden ser accionadas manualmente o pueden ser válvulas motorizadas. En este caso, la activación se realiza, por ejemplo, a través de actuadores eléctricos o neumáticos.
Cada válvula se caracteriza por un coeficiente de flujo (Kv) que mide el caudal de agua que la atraviesa a una presión diferencial de 1 bar entre la entrada y la salida. Es un valor muy importante para dimensionar correctamente la válvula y para evaluar la pérdida de carga localizada en la válvula. A igual caudal, se deben preferir válvulas hidráulicas con un Kv elevado, ya que son capaces de contener las pérdidas de carga. De esta manera, incluso un solo componente puede convertirse en un aliado importante para el rendimiento hidráulico del sistema y, en consecuencia, para el ahorro energético.