Es importante que una instalación hidráulica mantenga una presión adecuada y constante, pero no siempre es fácil de lograr, y las razones pueden ser múltiples.
- La presión ideal de una instalación hidráulica en una vivienda está entre 1,5 y 3 bar.
- Una presión demasiado baja reduce el confort de vida.
- Una presión demasiado alta daña la instalación.
- Las bombas adicionales reguladas por presostatos de flujo y reductores de presión ayudan a mantener una presión constante en la instalación.
La presión adecuada de la instalación hidráulica.
Comencemos por la física. Hay dos parámetros fundamentales a tener en cuenta cuando se trata de una instalación hidráulica: el CAUDAL y la PRESIÓN. El caudal mide la cantidad de agua que fluye por una tubería por segundo, mientras que la presión indica la fuerza con la que fluye esta agua. Es fácil, en este punto, trasladarlo a nuestra vida cotidiana e imaginar las consecuencias de la variación de estos parámetros: una presión demasiado baja significa poca agua que sale del punto de suministro, por ejemplo, del grifo de nuestro lavabo o de la ducha.
Del mismo modo, una presión demasiado alta también causa problemas, dañando la instalación y los electrodomésticos conectados. El control y la regulación de la presión son, por lo tanto, un aspecto fundamental en la construcción y el mantenimiento de las instalaciones hidráulicas. Es evidente que una presión correcta de la instalación condiciona el confort de vida, asegurando el agua necesaria, y que una presión constante es un indicador claro del estado de salud de nuestra instalación.
El agua suministrada por el acueducto llega a presión a nuestras viviendas y los VALORES IDEALES dentro de los cuales debe situarse la PRESIÓN están entre 1,5 y 3 bar. Con una presión de este tipo, se satisfacen las necesidades de los usuarios, se protegen las tuberías y se garantiza el buen funcionamiento de los equipos conectados.
Si la presión de la instalación es demasiado baja.
Hay varias razones que pueden determinar una baja presión de agua. En condiciones normales de suministro por parte del acueducto, las causas de una reducción de la presión del agua se deben a PROBLEMAS HIDRÁULICOS que van desde incrustaciones en las tuberías hasta posibles fugas, hasta la rotura del grifo mezclador. Sin embargo, es particularmente interesante considerar las CAUSAS FISIOLÓGICAS de una disminución de la presión. Encontrarse con una pequeña cantidad de agua que sale del grifo puede ocurrir fácilmente en apartamentos de los pisos superiores, especialmente en las horas de mayor consumo por parte de los usuarios, pero también en viviendas de varios niveles o situadas a un nivel más alto que el punto de captación del acueducto.
Control de presión: la importancia del presostato de flujo.
En estos casos, se hace necesario un apoyo adicional para aumentar la presión mediante el uso de bombas eléctricas adicionales. Es aquí donde entra en juego un dispositivo fundamental para asegurar la presión correcta en la instalación. Se trata del presostato de flujo, un dispositivo electrónico capaz de mantener una presión constante. Los presostatos de flujo o presostatos funcionan con sensores de caudal y presión y pueden considerarse interruptores inteligentes de las bombas eléctricas en las que están instalados. La apertura de los puntos de uso hace que la presión dentro de la instalación caiga, y cuando esta alcanza el valor de reinicio, el presostato de flujo arranca automáticamente la bomba y la mantiene encendida mientras haya flujo de agua. Cuando el dispositivo detecta que ya no hay flujo de agua porque los puntos de uso están cerrados, detiene la bomba. Además, gracias a su capacidad para detectar la falta de agua, el presostato de flujo o presostato es importante para proteger las bombas contra el funcionamiento en seco.
Si la presión de la instalación es demasiado alta.
Ya hemos anticipado cómo una presión demasiado alta puede causar daños en las tuberías y los electrodomésticos. Puede suceder que el acueducto suministre el agua a una presión más alta que la ideal o que se produzcan fuertes oscilaciones. Para resolver estos problemas, es conveniente utilizar un reductor de presión.
¿Cómo funciona un reductor de presión de agua y cómo se ajusta?
Los reductores de presión de membrana funcionan gracias a una membrana elástica que acciona el movimiento del obturador en función del equilibrio de dos fuerzas: la presión del agua en la tubería aguas abajo del reductor y la presión de un muelle cargado según la presión de trabajo que se quiera mantener. El reductor de presión debe instalarse en el punto de entrada del agua en nuestra instalación, aguas abajo del contador. La instalación se facilita con conexiones roscadas, mientras que la flecha en el dispositivo indica la dirección de montaje. Se recomienda colocar un filtro aguas arriba del obturador y una válvula de cierre aguas arriba y otra aguas abajo para facilitar el mantenimiento.
Los reductores de presión suelen comercializarse ya calibrados para una presión de trabajo ideal, pero es posible intervenir manualmente para regular la compresión del muelle. Se desenrosca el anillo de bloqueo y luego girando en sentido horario se aumenta la presión, mientras que girando en sentido antihorario se disminuye. Un manómetro aplicado al reductor permite controlar la variación de la presión. Los reductores de presión desempeñan un papel importante en la instalación hidráulica. Ayudan a controlar el FENÓMENO DE LA CAVITACIÓN, es decir, la formación de burbujas de vapor dentro del circuito que causan ruidos, dañan los componentes y ponen en peligro la eficiencia de la instalación. Los picos de presión están relacionados con el temido GOLPE DE ARIETE, una causa frecuente de rotura de tuberías y válvulas. Cuanto mayor es la presión del agua, mayores son los daños causados por el retorno del chorro dentro de las tuberías, por ejemplo, en el caso de un cierre repentino de una válvula. Finalmente, el uso del reductor de presión contribuye a reducir el consumo, con beneficios económicos y ambientales.