Para llevar la presión del agua a valores óptimos de funcionamiento, puede ser necesaria la instalación, en puntos determinados del sistema, de un reductor de presión.
La función de estas válvulas de equilibrio es evitar sobrepresiones y proteger el sistema contra los peligrosos golpes de ariete. En los reductores de presión con membrana, es precisamente la resistencia de esta última la que genera una pérdida de carga, de modo que la presión de salida no supera los valores máximos de operación permitidos.
Las aplicaciones de los reductores de presión son múltiples: en sistemas de abastecimiento de agua potable, en sistemas de calefacción de agua, pero también en instalaciones industriales donde la regulación de la presión es fundamental por razones funcionales y de seguridad.