Válvulas y colectores, pero también conexiones, bridasy otros componentes de acero inoxidable: diseñar un sistema hidráulico utilizando este tipo de productos significa tomar una decisión de calidad y asegurarse múltiples ventajas.
El acero inoxidable es el más solicitado de todos los aceros. Lo que marca la diferencia es la presencia de cromo en la aleación. De hecho, el acero inoxidable contiene entre un 10 % y un 20 % de cromo, y es este elemento el que le confiere su característica distintiva: la resistencia a la corrosión.
La resistencia a la corrosión proviene de la pasivación, es decir, de la formación de una película invisible que se forma naturalmente cuando se expone al aire o al agua. Esta película está compuesta por óxidos e hidróxidos de cromo, lo que hace que la superficie del metal sea prácticamente "inmune" a los ataques de agentes externos.
Esta característica también se puede mejorar mediante tratamientos de electropulido. Estos tratamientos efectivamente amplifican la pasivación, aumentando así la resistencia a la corrosión del acero inoxidable. El brillo extremo que distingue al acero inoxidable electropulido es una señal de esta pasivación mejorada.
No todos los aceros son iguales. Los más resistentes a la corrosión son los aceros austeníticos de cromo-níquel, pertenecientes a la serie 300. Particularmente conocidos son el AISI 304 y el AISI 316, de los que todos hemos oído hablar. AISI significa American Iron and Steel Institute, la organización responsable de la nomenclatura que indica las propiedades de las aleaciones de acero.
AISI 304 y AISI 316 son ambos aceros inoxidables súper resistentes, siendo el 316 aún más debido a la presencia de molibdeno en su composición química.
El uso de componentes de acero inoxidable en un sistema hidráulico es garantía de durabilidad y fiabilidad, lo que también se traduce en una ventaja económica. Los ahorros aparentes derivados del uso de componentes hidráulicos fabricados con diferentes materiales se ven significativamente reducidos por un menor rendimiento y la necesidad de un mantenimiento mucho más frecuente.
Acero inoxidable y aplicaciones hidráulicas: una elección saludable y sostenible.
La resistencia a la corrosión también significa higiene. Este es un aspecto fundamental en las aplicaciones hidráulicas. En instalaciones de la industria alimentaria o farmacéutica, en sistemas de fontanería y en la manipulación de agua potable, se requieren altos estándares de higiene que solo el acero inoxidable puede garantizar.
La explicación es muy sencilla. La resistencia a la corrosión también implica inercia hacia la sustancia con la que el acero inoxidable entra en contacto, como el agua potable. La inercia significa que el material no libera nada de su composición a la sustancia que podría alterar sus propiedades organolépticas o causar toxicidad.
Resistencia también significa ausencia de rasguños o discontinuidades donde las bacterias puedan asentarse y proliferar.
La superficie lisa y compacta de las válvulas, colectores, conexiones hidráulicas y otros componentes de acero inoxidable es ideal para la eliminación de bacterias durante los ciclos de limpieza, y la ausencia de porosidad impide la absorción de partículas contaminantes. Además, los productos de acero inoxidable son sostenibles porque no solo duran más, sino que también son 100 % reciclables.
Las cualidades que hacen del acero inoxidable un supermaterial.
En resumen, aquí está la razón por la cual la hidráulica y el acero inoxidable son una combinación ganadora:
- Resistencia a la corrosión
- Durabilidad del producto
- Bajo mantenimiento
- Higiene, crucial en ciertas aplicaciones
- Sostenibilidad.
